Dar Es Salaam y Zanzibar – Tanzania
30 de junio al 5 de julio de 2011
Llegamos a Tanzania (Dar Es Salaam) el 30 de junio en el tren Tazara y así completamos nuestro primer mes de viaje. Eran las 10 pm y el tren traía cientos de personas, tantas que nuestros vagones ni siquiera quedaron en la plataforma. Como ya nos había pasado antes en Zambia, había muchos “taxistas” listos para llevarnos, así es que negociamos la tarifa (no hay taxímetros) para ir al hotel que habíamos elegido en la guía.
El hotel estaba lleno y no teníamos reservación, el taxista nos llevó a un par de opciones y finalmente, luego de las 53 horas del Tazara, nos decidimos por el primero al que nos llevó (Rainbow Hotel – USD 66, desayuno e internet incluido) que aunque era el más costoso, también era más central y aparentemente el más cómodo. Al día siguiente recorrimos el sector pero no encontramos otra opción mejor.
Luego de un desayuno que veníamos soñando hacía días, salimos a recorrer Dar Es Salaam. David casi se chifla, le pareció horrible, caótico, desordenado… A mí (además de lo anterior) me pareció excitante la mezcla de culturas, ver en una misma calle un Maasai, un hindú, un musulmán, dos colombianos… Además de estas mezclas de todo el mundo, la ciudad (y el centro que es donde estábamos) no ofrece mucho que hacer, por lo que al día siguiente (2 de julio) tomamos el Ferry hacia Zanzibar.
El puerto en Zanzibar no podía ser más desordenado. Casi 300 personas empujando para salir y los extranjeros además tenemos que llenar unos documentos y nos ponen un sello en el pasaporte luego de verificar que tengamos la vacuna de la fiebre amarilla: un completo desastre, fácilmente la peor “inmigración” que nos ha tocado en la vida.
Al fin afuera nos esperaba una chica del Hotel Princess Salme Inn (USD 50). El hotel no prometía mucho, a dos cuadras del puerto y en una callejuela se veía un poco lúgubre, pero la habitación estuvo muy bien, con una cama enorme al estilo Zanzibar y una ducha caliente y abundante.
Del hotel caminamos hacia Stone Town, que es el barrio central de la ciudad, un laberinto de calles estrechas, rodeado de mar, comida Swahili, un par de Palacios y muchos pero muchos Touts (ver el post “Lo bueno, lo malo y lo feo“). Contratamos un par de tours para el día siguiente (especias USD 13 c/u y snorkeling USD 25 c/u) y almorzamos en un hotel que nos encantó “Monsoon” donde por USD 15 los dos comimos delicioso (Alex: ensalada de camarones, David: atún en vinagre balsámico + postre que era una especie de jalea).
Al caer la tarde, una feria de comidas se instala en el parque, frente al museo Nacional de Historia y Cultura (palacio Beit El-Ajaib), puestos callejeros donde sobresalen la Pizza de Zanzibar (de carne, pollo, vegetales o nutela y banano, cualquiera por un poco más de un dólar), el jugo de caña de azúcar (con jengibre y limón) y “la pesca del día” a la parrilla (pescados y mariscos). Como cualquier comida callejera no luce muy limpia, pero casi todo va a la parrilla y por el bajo costo vale la pena arriesgarse a probar estas delicias de la culinaria local.
El tour de especias me pareció una muy buena experiencia. Básicamente se visita una comunidad local, en la que en medio del cultivo de las diferentes plantas están los niños jugando, las mujeres lavando la ropa, los hombres arriando el ganado… En el tour el guía va parando ante cada árbol o arbusto, explica el proceso y lo muestra, así como las propiedades terapéuticas de las plantas. Mi favorita fue la nuez moscada, el fruto es muy llamativo. Después se toma el almuerzo tradicional local, un arroz con especias y aderezo de coco, espinacas y una especie de tortilla. Normalmente el tour incluye toda la tarde en una playa, pero como nosotros teníamos el snorkeling, nos fuimos después del almuerzo.
El snorkeling no fue gran cosa, especialmente para David que solía pasar todas las vacaciones del colegio buceando en isla fuerte cuando aún era un paraíso por descubrir, pero aún así disfrutamos de la tarde en el mar y en la playa.
El lunes tomamos el ferry de regreso a Dar Es Salaam y volvimos al mismo hotel con dos objetivos concretos para el día: obtener la visa de Uganda y reservar los pasajes para llegar a Arusha en bus. Ambas cosas fueron sencillas y salieron bien.
Nuestro bus hacia Arusha, puerta de entrada del monte Kilimanjaro (el más alto de Africa), el Serengeti y el Ngorongoro, salió a las 9 am de Dar Es Salaam. Apenas un par de horas después el bus perdió dos llantas mientras adelantaba un camión a alta velocidad en una carretera completamente recta. Hay que decir que fuimos muy afortunados porque pudo haber sido un terrible accidente, pero en realidad no nos pasó nada, ni siquiera alcanzamos a asustarnos, yo pensé que se había pinchado una llanta.
La situación fue muy frustrante. Ni el conductor ni la asistente decían nada. Los locales se limitaron a encontrar un buen lugar bajo la sombra para esperar que todo se resolviera. Y así empezaron a pasar los minutos y las horas. Nadie decía nada. Si preguntábamos al conductor, decía que venía otro bus a recogernos en una hora (aunque ya habían pasado 3 ó 4 horas siempre decía lo mismo). Finalmente 6 horas después llegó un servicio de asistencia mecánica a reparar el bus y una hora después retomamos el camino. Así las cosas logramos llegar a Arusha (en mi caso agradecida de que nada grave pasó) a las 3 am.
A veces se nos olvida lo afortunados que somos, llenándonos de preocupaciones superficiales. Yo me siento agradecida de haber salido bien de este posible accidente, y muy especialmente de tener a mi esposo (compañero en la aventura de la vida), a mi mamá y a mi hermana, a mis tíos y primos, a mis suegros, mis cuñados y sus esposas, a mis amigos (los de siempre, los de ratos, los que vienen y van) y a mis compañeros de trabajo. Finalmente lo que importa es la vida y las personas, lo demás apenas es un adorno en nuestra existencia.
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VIAJANDO EL MUNDO
9 julio, 2011Ale, qué es esta aventura!!! Alcanzo a imaginarme cada detalle, cada emoción… cada sensación… Cómo me alegra que estén bien, que todo haya salido bien al final, recibe un abrazo lleno de la misma gratitud que estás sintiendo. Qué hermosa reflexión, la comparto plenamente!
malaquita
10 julio, 2011Gracias Moni y Juan, ustedes están siempre en nuestro corazón que desea que todo les salga bien. Abrazos y besos.
jcleguizamon
9 julio, 2011Alex, tienes toda la razon en que nos inventamos preocupaciones superficiales en la vida, igual sucede cuando uno tiene una enfermedad o cuando pierde algun ser querido, tu sabes que te comprendo profundamente, y me alegra que este incidente haya pasado a ser nada mas que una anecdota y me alegra mucho “lo bueno” que han vivido en esta aventura. Seguiré pendiente y “viajando” con ustedes a través de este blog.
malaquita
10 julio, 2011Gracias Juan, lamentablemente a veces sólo cuando recibimos los duros golpes de la vida valoramos lo que tenemos. Un abrazo y bienvenido a nuestro viaje siempre!
Magda Lorena Carvajal León
9 julio, 2011Alex! que bien que estén bien, todo hace parte de la aventura y no sabes como me ayuda leerte en este espacio, te siento cerca y que el viaje te sorprenda cada día es lo mejor. te quiero mucho, saludos a David.
malaquita
10 julio, 2011Gracias mi Lore por siempre estar pendiente, así yo también te siento muy cerca. Un abrazote!!!
Juliana
11 julio, 2011chicos, ya se darán cuenta a través del viaje que el tiempo es un concepto occidental!!
me alegro que estén bien.
(Samuel pregunta mucho por ustedes)
malaquita
17 julio, 2011Juli,
Si. Especialmente en Tanzania. Botswana nos dejó con una impresión diferente. Que chévere que Samuel pregunte por nosotros. Nos hemos tomado muy a pecho el informal nombramiento de padrinos. Sentimos una gran responsabilidad y los queremos mucho. Frecuentemente recordamos la alegría de Samuel y, hay que decirlo, el fuerte temperamento de la señorita Bella.
Un abrazo de la familia Posada Castrillón para la familia Vélez González (incluyendo a mi perro Mono).
David P