Pobre, pero pujante. Vietnam es impresionante
Poco o nada sabía de este país. Mis conocimiento sobre estas tierras se limitaban a las historias de héroes ficticios contadas por Hollywod que hablaban de la guerra y que visitaban la selva húmeda de Vietnam para enfrentar a unos malvados y precarios asiáticos. Platoon, Nacido el 4 de julio, Cuando eramos soldados, entre otras me dijeron que acá no solo había guerra, que acá en Vietnam había una naturaleza agreste, salvaje, increíble. Con esta información en la cabeza nos dispusimos a enfrentar esta gran aventura.
Todo comenzó días atrás en Phom Pehn, la capital de Camboya. En una embajada que sorprendentemente trabaja los sábados, nos expidieron a cambio de 45 dólares y sin hacer muchas preguntas una visa de 30 días para visitar el país. Desde Phom Pehn, ingresaríamos a Vietnam por el sur y recorreríamos de alguna forma sus 1.800 kilómetros de costa hasta llegar a Hanoi, la capital del país desde donde teníamos un vuelo de regreso a Bangkok.
A la una de la tarde del día del 14 de agosto embarcamos un bote rápido que nos llevó por el río Mekong hasta la ciudad de Chau Doc en Vietnam. Fue un recorrido tranquilo por el río que tardó unas 4 horas y media. Nos impresionamos al ver como este río es el sustento para toda una nación. Su pesca es abundante y sus aguas, cafés como las del río Cauca pero sin el olor putrefacto de los desechos industriales, bañan las tierras para que estas puedan dar el fruto que alimenta a los más de 86 millones de vietnamitas: el arroz. Así es, esta simple semilla es el principal plato al desayuno, almuerzo y cena, el principal producto de exportación y el que le da empleo a cerca del 80% de los habitantes.
A no ser de que estés en un resort turístico o en disneylandia, es difícil disfrutar de un lugar si no conoces nada de él. Asi que durante el camino a la frontera conocí unos argentinos que vivían en Corea que me prestaron una guía del país. No pretendo dar un clase de historia, pero si quiero dejar registro de algunas cosas que me llamaron la atención.
Lo primero es que Vietnam era a mediados del siglo pasado una colonia francesa. Logró su independecia de la mano de un comunista llamado Ho Chi Minh y el país quedó partido en Vietnam del Norte y del Sur. Norte para los Comunistas y Sur para los aliados de Francia y Estados Unidos. Corría en pleno la Guerra Fría y las grandes potencias mundiales, Estados Unidos y La Unión Soviética luchaban para defender sus sistemas de gobierno. Entre tanto Ho Chi Minh arreciaba contra el capitalista Vietnam del Sur con una campaña de guerrilla liderada por las unidades del Viet Cong. Estados Unidos sólo necesitó una provocación del Norte, la cual según la CIA fue falsa, para emprender una cruel guerra que, como todas, no dejó sino pérdidas para los dos bandos: La famosa guerra de Vietnam, o como le dicen aquí, La guerra de América. El 2 de marzo de 1965 Estados Unidos bajo el liderazgo del expresidente Lyndon Johnson lanzó bombas químicas en el país y desembarcó las primeras tropas estadounidenses comenzando una guerra que llegó a tener 500.000 soldados en estas tierras. Los gringos, la mayoría inexpertos en técnicas de combate, pues muchos eran ciudadanos que eran llamados a prestar un servicio militar obligatorio por un año, encontraron en Vietnam un terreno bastante hostil. Un terreno húmedo, inundado, una selva inexpugnable. Los vietnamitas, con su ejército Viet Cong, muy superior en números, hicieron de las suyas con sus invasores. El ejército de Estados Unidos fue incapaz de encontrarlos y estos luchando con el conocimiento del terreno y atrincherados en una red de túneles con más de 125 milas de recorrido emboscaron una y otra vez al ejército gringo hasta hacerlo sucumbir el 27 de enero de 1974, día en el que el entonces presidente Richard Nixon retiró sus tropas del país tras haber firmado un acuerdo de paz en París.
Durante esta guerra, como en todas, sucedieron muchas cosas infames. Sin embargo, hay dos que me parecen las más aberrantes. La primera es que Estados Unidos, no contento con haber cometido el genocidio de Hiroshima y Nagasaki en Japón durante la seguna guerra mundial y que mató entre 190 y 240 mil personas con las pequeñas bombas atómicas “Little Boy” y “Fat Man” hizo uso de su poderío tecnológico para lanzar bombas químicas que le han traído a este país más de 4 millones de víctimas. La segunda es que de nuevo Estados Unidos juega el papel de chico malo al atacar Camboya durante tres largos años solo para quitarle movilidad a las tropas del Viet Cong, sembrando la muerte en país y causando más de dos millones de desplazados. Sí, esta historia oculta es realidad. Camboya, que desde hace mucho se había declarado neutral en el conflicto recibió de Estados Unidos unas 513 mil bombas, tres veces más de lo que lanzaron los americanos, sobre Japón durante la segunda guerra mundial. Y lo peor de todo, lo hicieron sin declararle la guerra a Camboya. El 30 de abril de 1975, tras la caída de Saigon, el Sur se rinde ante el norte y el Partido Comunista se apodera del país, pero las secuelas de una guerra sin precedentes hicieron de esta nación una de las más pobres del planeta con más de tres generaciones de víctimas por las bombas químicas. De esto hablaré más en detalle en otra crónica.
Llegamos en la tarde del domingo 14 de agosto a Chau Doc, una de las grandes ciudades del delta. Nuestra primera entrada a Vietnam no tuvo buena impresión por culpa de esta aglomerada ciudad. Pequeña, un tanto sucia y bastante caótica, Chau Doc no es precisamente el paraíso terrenal. Sin embargo, como buenos viajeros paseamos por las congestionadas avenidas llenas de motos y aprendimos que cruzar las calles en este país tiene su técnica y representa un desafío. Una vez que encuentras el momento para cruzar, es mejor que no te detengas o de lo contrario los diestros motocilcistas no podrán hacer el cálculo adecuado para esquivarte. A la mañana siguiente, luego de un escueto desayuno de pan, queso y te, embarcamos un pequeño bote que nos llevó por el delta a conocer las granjas de pesca. Estos lugares no son más que una casas flotantes que aprovechan las nutridas aguas del río para criar durante aproximadamente 7 meses una gran variedad de pescados. Los tienen atrincherados en pequeños habitáculos separados por edades y ellos, durante toda su vida, apenas tienen unos centímetros para moverse antes de ser asesinados para dar de comer a los seres humanos. Tambiém vimos como la gente construye y vive en casas flotantes sobre el río, un paisaje pintoresco que fotografiamos incansablemente. De regreso a la ciudad, pensaba en la suerte de millones de animales torturados y sacrificados de una u otra forma para dar de comer a la gran ameba humana. Un virus que se reparte por el planeta sin reponer lo que se gasta. Triste, sentí vergüenza de mi doble moral que critica y no aplica cuando devoro dos presas de carne, pescado o pollo por lo menos dos veces por día. También sentí lástima de nosotros mismos, nuestra especie, que en unos miles de años no seremos sino un punto en la historia cronológica de los 4.5 billones de años del planeta tierra, una especie más, un proceso evolutivo fracasado.
En la tarde del lunes llegamos por tierra a Can Tho para conocer el mercado flotante que, según las guías de viaje, es obligatorio ver. Can Tho nos sorprendió, pues un poco más ordenada, esta ciudad vibra con sus restaurantes de todo tipo de comida y un bello parque con una gran estatua de Ho Chi Minh, el libertador de Vietnam y primer líder del Partido Comunista. Luego de pasar la noche en un hostal de pobre calidad, embarcamos un pequeño bote que por media hora navegó hasta el mercado flotante. Este lugar nos pareció bastante peculiar. Cientos de barcos pequeños se amontonan para vender toda clase de verduras y frutas en el río. Nos sorprendimos mucho al detallar que estas embarcaciones no sólo son puntos de venta sino que también sirven de vivienda. Asi es, estas personas viven en sus pequeños botes y muchos de ellos hasta tienen perros como mascotas. Tomamos muchas fotos y paramos a comer piña en uno de ellos. Que delicia. Adicionalmente, hicimos otras dos interesantes paradas. Una fue en un lugar donde se hacen los famosos noodles. Allí pudimos ver el artesanal proceso de mezclar el arroz con yuca, hacer una lámina delgada como el papel y luego cortarla en tiras para dar forma a lo que se come por todos lados en esta región. También pudimos ver el proceso del arroz desde que este es arrancado de los cultivos hasta que se tiene finalmente cinco productos, arroz moreno, arroz blanco, arroz quebrado, pajilla y polvo. Todos útiles para diferentes cosas que no prentendo detallar. Colombia es un país productor de arroz y allá seguramente hacemos lo mismo.
El atardecer de ese día nos cogió en My Tho, una ciudad al norte del delta y a sólo dos horas y media de la gran Hos Chi Minh. Aunque no hay mucho para hacer allí, quisimos quedarnos en este lugar para ver unas granjas del delta que hacen productos del coco. En la mañana, luego de un trote alrededor de un pequeño parque, embarcamos otro bote para dirigirnos a la granja de coco, donde pudimos ver unas señoras muy juiciosas que similar a como se hace con el arroz, sacan provecho de esta fruta para producir cualquier cantidad de cosas. Lo más relevante, los confites de coco que se venden por doquier. Compramos un par de bolsas y, con un almuerzo de arroz con vegetales de intermedio, disfrutamos de una buena música acompañado de lychees, piña, banano y dragon fruit al borde del río.
Felices terminamos el día contemplando las imágenes de un país que florece y que experimenta lo que muchas personas de nuestra generación no hemos vivido: la post guerra. La economía de Vietnam no sólo comienza a recuperarse sino a crecer a pasos agigantados. El crecimiento de su GDP es el de los más altos de la región, 6.8%. Tiene “sólo” el 10% de la población por debajo de la línea de pobreza y, con un GDP per capita de tan solo 3.100 dólares, tiene una baja tasa de desempleo del 2.9%. Según algunos analistas Vietnam será la décimo séptima economía más grande del mundo en el 2025. Su gente vibra en medio de su agitadas vidas con largas jornadas de trabajo. Su gente respira libertad, alegría, seguridad, prosperidad. Su gente no pide en las calles, Vietnam tiene comida para ellos. Vietnam, tiene escuelas para sus niños.
Al atardecer nos dirigimos hacia la ciudad de Ho Chi Minh. Llegamos en la noche y nos hospedamos en un hostal en el centro de la ciudad cerca a la calle Bui Vien, famosa por su cantidad de comercio, cafés y turistas. Acá en esta ciudad comenzaríamos otra parte del viaje que nos llevaría a conocer la costa central del país, pero esa será otra historia.
Saludos,
David P
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Gilma
22 agosto, 2011David hermoso todo como tus historias que las sigo al pie de la letra, tambien comi coco arroz y piña parejo con Alex abrazos.
Mónica
26 agosto, 2011Magnifico relato! Me transporté nuevamente por este recorrido! A nosotros también no sorprendió gratamente no ver gente pidiendo en las calles y cómo el trabajo es parte esencial de sus vidas. Revisa la fotos, algunas no las pude ver.
Gracias por este post!
Olga Fuentes (@NenaOlguis)
26 agosto, 2011wow, son fascinantes tus crónicas