Chiang Mai, el norte de Tailandia
[Chiang Mai, septiembre 8 al 12]Dejamos Koh Phi Phi con la esperanza de encontrar un clima un poco más frío en las montañas al norte de Tailandia, sin embargo con una pequeña preocupación: David comenzó a sentir una molestia que se convirtió en dolor de oído.
De Koh Phi Phi tomamos el ferry hasta Phuket y de allí un avión a Chiang Mai. En el aeropuerto nos esperaba un taxi enviado por Funky Monkey el hostal que habíamos reservado. Al llegar al aeropuerto empezamos a encontrar imágenes que nos parecieron profundamente dolorosas, por todas partes se anunciaban paseos en lomo de elefante, personas acariciando tigres y un zoológico que tiene (entre otros) pandas y osos polares. Nuestras expectativas eran bastante distintas. Esperábamos hacer trekking en las montañas de Tailandia y conocer un poco la ciudad.
Luego de pasar una noche muy cómoda en este hostal (muy recomendado, habitaciones amplias y limpias), tuvimos que movernos a otro porque no tenían más disponibilidad, el otro, Baan Pim quedaba a la vuelta de la esquina pero lamentablemente no era tan bueno, aunque apenas costaba unos 12 dólares.
El dolor de oído siguió empeorando, por lo que decidimos llamar al seguro médico. En nuestro caso compramos una extensión de la cobertura de la tarjeta de crédito Visa, estábamos un poco preocupados de que no fuera bueno, pero todo salió bien. Llamé a un teléfono en Colombia, tomaron mis datos y más o menos en una hora llamaron al hotel (del hospital local) para pedir la dirección y confirmar los síntomas. Otra hora después llegó una doctora, con maletín tipo Doctor Chapatín. Hablaba inglés y luego de examinarlo le diagnosticó una infección de oídos. Luego nos entregó la medicina, ¡todo sin tener que pagar nada!
David estuvo un par de días con mucho dolor, después empezó a mejorar (gracias a Aleja, nuestra cuñada que estuvo muy pendiente de las medicinas y los síntomas y nos dio algunos consejos importantes). En esos días yo estuve averiguando sobre los planes de trekking y encontré una terrible realidad.
Todos los planes duran más o menos 8 horas, de las cuales una hora se pasa en un “refugio” de elefantes, según el lugar se pasea en el lomo del elefante, o se lo baña o se ve al elefante “pintar” cuadros. Otra hora es un trekking que normalmente termina en una cascada. Se visitan una o más villas (tribus locales) y el resto del tiempo se pasa en un bus.
Estuve investigando más sobre el tema. En Tailandia los elefantes son considerados ganado, no son animales salvajes y por lo tanto no están protegidos (aunque se estima que la población ha bajado de 40,000 a 2,600 desde 1993 ver http://www.eyesofthailand.com/story/), una vez dejaron de ser útiles como animales de carga, el uso que encontraron fue crear unos “refugios” para entretener a los turistas. Nosotros pensamos mucho sobre el tema, al parecer sin el turismo los elefantes no sobrevivirían pero creemos que esta es una práctica perjudicial para la especie y decidimos no ir. Hay unas pocas entidades proyectoras de los elefantes, pero ninguna en Chiang Mai, así es que no apoyamos este tipo de turismo y decidimos no ir en el tour.
Recorrimos un poco el centro de la ciudad. Es un cuadrado de calles rodeadas por una muralla y un foso de agua, donde hay muchos templos, casi en cada cuadra. Visitamos el templo Wat Phra Singh donde encontramos cosas interesantes como la figura de cera del monje principal que ha tenido la ciudad y un grupo de monjes jóvenes que nos invitaron a sentarnos con ellos para practicar su inglés (esta puede ser una estafa común, pero como estábamos dentro del templo no vimos ningún riesgo).
Para conocer las montañas, el propietario de Funky Monkey nos dio una muy buena idea. Podíamos ir al parque Doi Suthep Pui, hacer algunas caminatas, visitar unos templos interesantes e inclusive llegar a una de las villas, esto con una moto que él nos alquiló, con un mapa que nos dio y con todas sus recomendaciones.
El plan resultó perfecto. Por cerca del 10% de lo que costaba el tour hicimos el recorrido que nos sugirió y visitamos el templo más bonito que conocimos en todo Tailandia (los que quieran ir, por favor vayan a Funky Monkey por las indicaciones, es un lugar escondido en la selva y nos pidieron no publicar su ubicación para mantenerlo con pocos turistas), también caminamos un poco cerca a las cascadas y visitamos la villa, que resultó ser como cualquier pueblito pequeño de Colombia, seguramente un atractivo para los turistas europeos pero no para nosotros que hemos conocido muchos lugares del país gracias a las carreras de aventura.
Estuvimos un día más en Chiang Mai, David ya más recuperado pero sin estar bien del todo, por lo que pasamos el tiempo tranquilos, recorriendo la ciudad en la moto.
Esta ciudad una vez más nos enfrentó a la triste realidad de las especies que día a día enfrentan su extinción. Los intereses humanos les han quitado la tierra, la libertad, la dignidad, tal vez así sea mejor que terminen su paso por la tierra. En nuestro compromiso con el medio ambiente hemos tomado unas decisiones importantes durante este viaje y esperamos cada día disminuir nuestra huella de carbono (los viajes en avión definitivamente no nos ayudan en este momento) buscando ayudar a preservar el planeta y sus especies. Es muy triste pensar que a diferencia de Africa, donde los elefantes se pasean a sus anchas por miles de kilómetros protegidos, sus primos, los elefantes asiáticos, son explotados y cada día los números se reducen.
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Alexandra
23 septiembre, 2011Me alegra muchisimo que sigan disfrutando de su viaje,y que David se halla recuperado, muchas bendiciones,abrazos.