Estambul, La Ciudad Más Bella del Mundo
Estambul – Turquía, 10 al 14 de octubre de 2017
Viaje por el Mundo 2017 – Días 261 a 264
Llegamos a Estambul, la capital de Turquía, el 10 de octubre de 2017. Luego de estar por más de tres meses en África en donde es más difícil disfrutar de las ciudades, queríamos ver una ciudad contemporánea y que, al mejor estilo europeo, nos invitara a perdernos en sus calles e historia. Para mí, que era la primera vez que estaba en Turquía, el impacto fue monumental. Ya antes me habían comentado de lo maravillosa que podía ser esta ciudad, pero la realidad superó totalmente mis expectativas. Sus calles, en el corazón mismo de Sultanahmet, de inmediato muestran una metrópoli que, pese a su larga y formidable historia donde son comunes los imperios y las guerras, ha sabido asimilar y adoptar el estilo de vida de las mejores urbes de los países modernos.
De inmediato, pudimos tomar el metro y luego el tranvía que tras 50 minutos de viaje nos dejó casi en la puerta de nuestro hostal, Istiklal Hostel New, situado en la calle Sultanahmed, la cual es una de las más famosas de la ciudad. Como es usual en nuestros viajes, a la hora de seleccionar la acomodación, damos prioridad a la ubicación sobre la comodidad. No obstante, en este caso nos encontramos con una habitación bastante espaciosa, medianamente conservada y en excelente estado de limpieza. Un estándar que bien se repetiría en la mayoría de los hostales y guesthouses del país.
Los siguientes tres días, los dedicamos a disfrutar y literalmente a caminar decenas de kilómetros maravillándonos con cada esquina de esta ciudad. ¿Qué ver en Estambul? A continuación, detallo los atractivos que visitamos:
La Santa Madre Sofía o Hagia Sophia:
Ubicada a tan solo unos metros de Sultanahmet, esta maravilla arquitectónica es una visita obligada. Debido a que el lugar, que antes fue basílica y luego mezquita, fue convertido de manera inteligente en museo en vez de dejarlo como lugar de culto, hay que pagar un ingreso de unos 40 liras (USD 10 aprox) por persona. La recorrimos sin guía, pese a que es recomendado hacerlo, y para nosotros fue bastante decepcionante ver que la mayor parte de la estructura se encuentra en remodelación, con lo cual no se puede acceder. Los andamios, ubicados en la parte central, apenas dejan visualizar la enorme cúpula, de la que se dice que cambió por siempre la historia de la arquitectura. No obstante, pudimos disfrutar de sus hermosos mosaicos y de la vistas desde las terrazas del segundo piso siempre adornadas con los monumentales medallones musulmanes con los nombres de grandes personajes del Islam.
La Mezquita Azul:
Al frente de la Reina Sofia, es encuentra esta mezquita que, construida por el Sultan Ahmet, pretendía imitar la grandeza de su “hermana” Hagia Sophia. Luego de ver muchas mezquitas especialmente en Egipto, Malasia e Indonesia, puedo decir que esta es una de las más bonitas, pero de la que menos pudimos disfrutar. Sus mosaicos de azulejos, 260 vitrales y la lámpara central son impresionantes, pero el espacio restringido al que sólo pueden ingresar los turistas o no musulmanes, hacen que la experiencia sea menos especial a la de las otras mezquitas que hemos visitado. No obstante, estando tan cerca de la Hagia Sophia y sin costo de entrada, bien vale la pena la visita.
La Basílica de las Cisternas:
Para mi este lugar se hizo famoso por el libro Inferno de Dan Brown, pues es aquí donde se da el desenlace de la historia. El famoso Robert Langdon sostiene una ardua pelea para prevenir la inevitable propagación del virus que curaría a la humanidad del fenómeno de la sobrepoblación mundial. El lugar, que contenía en su antigüedad hasta 80 mil metros cúbicos de agua que eran usado para el Gran Palacio y los edificios de los alrededores, se encuentra en muy buen estado. En la parte más lejana a la entrada se encuentran las Cabezas de Medusa, también mencionadas en el libro por ser el lugar donde se escondió la bolsa con el maléfico virus. A un costo de tan solo unas 20 liras por persona (USD 5 aprox) y situada muy cerca de la Mezquita Azul y la Hagia Sophia, es un buen lugar para dedicar por lo menos unos tres cuartos de hora a su visita.
Paseo por el Bósforo:
El Bósforo es un estrecho que separa la parte asiática y europea de la ciudad. Cabe resaltar que esta es una de las tres ciudades del mundo que es encuentra en dos continentes (las otras dos son Atyrau y Oremburgo), con lo cual una visita a Estambul no estaría completa sin visitar ambas zonas. En el puerto se ofrecen numerosos planes turísticos para navegar el estrecho, sin embargo, nos pareció que estos ofrecían poco valor con respecto al ferry convencional de transporte de pasajeros, así que fue esta última opción la que tomamos. La gran embarcación, cuyo boleto cuesta 5 liras por persona, nos cruzó al otro lado del estrecho en medio de vistas formidables de la ciudad con sus mezquitas, basílicas y minaretes por doquier.
El Gran Bazar:
Este es el corazón del comercio de la Ciudad Antigua y así lo ha sido por siglos. Así no te interese comprar nada, es recomendable la visita para perderse en sus callejones en donde se venden todo tipo de souvenirs, ropa artesanías, especias, y sobretodo, joyería, mucha joyería.
El Bazar de las Especias:
Mucho más pequeño que El Gran Bazar, este lugar lo encontramos bastante especial. Antes conocido como el Mercado Egipcio dado que era allí donde se comerciaban la mayor cantidad de mercancías traídas de El Cairo, nos pareció mucho menos turístico que el Gran Bazar y por lo tanto mucho más auténtico. Conocimos especias que nunca nos imaginamos que llegasen a existir, deglutamos algunos de los más exquisitos dulces al mejor estilo turco y de nuevo, nos dejamos llevar por sus intrincados callejones siempre atiborrados de mucha gente.
Recorrer sus calles probando comida callejera:
Como pocos lugares del mundo, Estambul ofrece manjares en medio de sus calles, muy seguros de degustar para los turistas en términos de limpieza. Pues bien, fue un placer para nosotros olvidarnos de los engalanados restaurantes de USD 20 el plato y cambiarlo por las delicias de los comedores locales que por precios muy módicos ofrecen estofados de carne y pollo; papas rellenas de cualquier cantidad de vegetales y yogurt; arroz con almendras y uvas pasas y la tradicional ensalada de tomate, lechuga y pepino. Todos con un sabor diferente dependiendo de la sazón de la casa. Adicionalmente, disfrutamos enormemente los helados de vainilla, frutos rojos y pistachos que, al mejor estilo turco se sirven a partir de 5 liras en cualquier lugar de la ciudad desde y por supuesto de las deliciosas mazorcas dulces y castañas tostadas que se ofrecen en los carritos callejeros. También probamos las famosas “delicias turcas” sin embargo fueron demasiado dulces para nuestro gusto.
Correr por la ciudad
Nada mejor que conocer una ciudad recorriendo sus calles al amanecer antes de que el bullicio tradicional de sus carros y de las miles de personas entren en actividad. Pues bien, Estambul, con sus amplias calles, andenes y hermosos parques ofrece una oportunidad para hacer recorridos muy agradables.
En mi caso, hice todos los días un recorrido cruzando por el Parque Gülhane, luego recorriendo La Avenida Keneddy y cerrando el circuito recorriendo el Atatürk Boulevard. Aquí puedes ver la ruta:
Muchas cosas nos faltaron por visitar, como lo fue el Palacio TopKapi, las decenas de museos y explorar mejor la parte asiática de la ciudad. Sin embargo, estos tres días fueron suficientes para corroborar lo que en muchas ocasiones habíamos leído y escuchado de muchos viajeros, que Estambul, La histórica Bizancio, La Antigua Constantinopla, es quizás, La Ciudad Más Bella del Mundo. Nosotros bien podemos compartir esta opinión.
Recomendaciones para visitar Estambul:
- La ciudad es extensa y el tráfico puede ser bastante difícil, sin embargo la mayoría de sus atracciones se encuentra en una zona pequeña que se puede recorrer caminando. Es clave elegir un alojamiento en la zona central (nosotros nos quedamos en Istiklal Hostel New).
- Para movilizarse en transporte público, es útil comprar la “Istambul Card“. Esta tarjeta tiene un costo de 6 liras turcas y se va recargando con saldo para usarlo en los trenes, tranvías, buses y botes públicos. La tarjeta la pueden compartir varias personas y al usarla se obtiene un ahorro de aproximadamente el 40% sobre la tarifa plena del transporte.
- Los turcos son los magos de las ventas y negociar es para ellos todo un arte. Es común que sólo con vernos nos hablaran en español y para los amantes de las compras Estambul es el lugar ideal. Vale la pena preguntar en varios lugares y regatear con firmeza.
- Para visitar los lugares de culto se recomienda vestir con decoro, en la Mezquita Azul proveen velos y faldas para quienes lo necesiten.
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