Hiking por el norte de Grecia en las montañas Zagori
Del 16 al 21 de junio de 2023
Llegamos a la pequeña villa de Aspraggeli en el norte de Grecia y capital de Zagori un 16 de junio de 2023, tras dejar Gjirokastra en Albania, a unos kilómetros al norte de la frontera.
Lucas, un guía que habíamos contratado para que nos ayudara a planear el recorrido, ya nos tenía un buen cuarto en su propio guesthouse y un plan bien elaborado de lo que sería nuestra caminata de cuatro días por la región Zagori.
Desde el primer momento, en una de las tabernas del lugar, Grecia nos supo sorprender con su espectacular comida: vegetales y queso fresco con aceite de oliva, habas cocinadas, carne, pollo y pescado al grill, papas a la francesa y un delicioso vino y raki local (licor espirituoso producido de la uva) se convertirían en nuestra constante a lo largo de todo el país.
Día 1: Kapesovo, Vradeto, Beloi, Kipoi
Temprano, Lucas nos dejó al borde de la carretera cerca a la villa de Kapesovo. Desde allí tendríamos que ir al view point Beloi y luego regresar hacia Kapesovo para finalizar en la población de Kipoi. Tras un corto descenso, la caminata nos llevó por unas hermosas escaleras de piedra hasta la población de Vradeto. Nos tomó hora y cuarenta minutos llegar al mirador desde donde podríamos tener una vista espectacular de la garganta Vikos, pero un clima turbio y nublado con intentos de lluvia nos impidió apreciar el paisaje en toda se expresión.
De regreso hacia Vradeto ya con la lluvia a cuestas pudimos resguardarnos con el calor de un café griego y la tarta de naranja que tantas veces comeríamos en estas tierras. Sin mayores contratiempos, con buenas sensaciones y tras casi ocho horas de camino llegamos a la pequeña villa de Kipoi situada en la ladera de la montaña (después de atravesar un río que normalmente estaría seco en verano y que estaba realmente frío). Nuestro guesthouse Machalas ya nos esperaba con una estupenda habitación y hermosas vistas de la región.
Día 2: Kipoi, Koukouli, Vitsa, Monodendri
El día siguiente lo dedicamos a llegar a la población de Monodendri. Una caminata fácil de unos 9 kilómetros y casi 4 horas de recorrido nos dejó descansar un poco los músculos de la jornada anterior. Los bellos puentes, ríos y lo que sería los inicios de la gran garganta de Vikos, confirmaron por qué el trekking es una de nuestras actividades favoritas en cada viaje que hacemos.
La villa de Monodendri, a pesar de ser un poco más grande y moderna que las anteriores, nos pareció igual de tranquila. El guesthouse Archontiko Zarkada, uno de los mejores del lugar, nos deleitó con una deliciosa cena de ensalada griega y cordero al grill.
Día 3: Monodendri – Mikro Papingo
El camino del día tres nos condujo por la cama del río con la garganta Vikos en todo su esplendor sobre nosotros. Durante 15 de los 19 kilómetros de recorrido estuvimos bordeando el río y apreciando los altos riscos que coronan la cima de la garganta. En muchos tramos el camino se convertía en un lecho de piedra difícil de andar, mientras que otros nos refrescaban con la sombra del bosque.
Al final justo antes de comenzar el ascenso a Mikro Papingo, nos topamos con una fuente de agua donde pudimos recargar agua y enfriar nuestros cuerpos. El ascenso no fue menor, por cerca de 5 kilómetros, sí que nos costó surcarlo. El calor y los pies ya calientes por la caminada de la mañana hicieron que nuestro avance fuera una lenta procesión hasta el guesthouse Dias.
Día 4: Dragon lake
Ya en nuestro cuarto día, el plan era subir hasta el Dragon lake y luego regresar para encontrarnos con Lucas en Mikro Papingo. Sería la jornada más larga pero sabíamos que era uno de los lugares destacados para visitar, así que no nos faltaron ánimos para enfrentarla. Así, iniciamos el recorrido hasta el refugio de montaña por cerca de 6 kilómetros y en medio de un fuerte ascenso con un sol inclemente y sin la más mínima sombra. El bosque se hacía cada vez más escaso para dar paso a pequeños arbustos a lo largo de un terreno rocoso y unas montañas lo suficientemente escarpadas para acoger rebaños de cabras montaraces (Balkan chamois).
Para comodidad de los caminantes, cada kilometro y medio hay pequeños guaridas con fuentes de agua ideales para tomar cortos descansos. El refugio de montaña es lo suficientemente grande para acoger una veintena de caminantes, con un restaurante, sala de estar y catres, es un lugar ideal para pasar la noche antes de conocer el famoso lago al que nos dirigíamos. Tras una café con una barra de chocolate, continuamos los 4 kilómetros que nos separaban del lago.
Fue una caminata mitad en descenso y mitad en ascenso que sacó todo de nosotros. Era el medio día y sol inclemente mezclado con un aire gélido hacía que cada paso costara. Podría decir que tuvimos que esforzarnos más en este último tramo que en el recorrido de ascenso hacia el refugio. El lago no es gran cosa, pero si lo es el escenario en el que se encuentra. En pleno filo de la montaña, permite tener hermosas vistas de valle, de esas que hacen sentir que todo lo vivido para llegar allí ha valido la pena. Regresamos hambrientos en la búsqueda de algo de sombra durante el camino de descenso para tomar nuestro almuerzo. La tarde cayó y Mikro Papingo nos recibió más exhaustos que nunca, pero con la sensación de sentirnos más vivos y agradecidos por lo que nuestros cuerpos, con resiliencia, esfuerzo y paciencia nos habían permitido vivir.
Ya de regreso con Lucas a la villa de Asperggeli, cerramos esta etapa con una deliciosa cena de garbanzos, ensalada griega y la tradicional musaka, siempre acompañada de un buen vino local. Desde ya veíamos que Grecia sería toda una experiencia inolvidable.