La isla de Creta

4 al 10 de julio (días 51 al 56 del viaje)

Ubicada a 160 km de Grecia continental, la isla de Creta es la más grande del país. Decidimos visitarla porque queríamos alejarnos de las islas más turísticas (como Santorini o Mykonos) buscando una experiencia un poco más auténtica. Por supuesto, miles de personas visitan la isla cada año (se estima que 4.7 millones lo hicieron en 2022) pero su territorio es bastante grande (casi 8500 km2) y nos dijeron en diferentes oportunidades que se seguía conservando su estilo de vida en la mayoría de los pueblos.

Lo primero que encontramos fue que viajar en avión era bastante costoso, así que optamos por tomar un barco nocturno desde Atenas (55€ c/u por trayecto) en habitaciones de 3 personas. Esto significó que estábamos separados ya que al no reservar la cabina completa cada uno debía viajar en una habitación según su género.

El barco nos sorprendió, era un pequeño crucero. La habitación estaba bastante cómoda, había varios restaurantes y bares. Un punto imposible de pasar desapercibido es que muchas personas contrataban el transporte en “silla” (no en cabina) y en realidad pasaban las 9 horas del trayecto durmiendo en los pasillos del barco.

Para hacer nuestro viaje más cómodo, dejamos las mochilas guardadas en el aeropuerto de Atenas y llevamos solo el equipaje de mano (un morral de 30 litros) ya que no necesitábamos los elementos más voluminosos que estamos cargando (carpa, fogón, ollas, ropa de invierno) y nuestra ropa del viaje se reduce a tres camisetas manga corta, dos manga larga y dos pantalones.

Desde Atenas se puede viajar a La Canea (Chania) o a Heraclión (Heraklion), pero elegimos Heraklion, la capital de la isla, porque el barco era más barato. Allí visitamos el Museo de historia por un par de horas mientras salía el bus para Chania (se pronuncia jania) el cual recorre la costa por casi 100 km (2:30 horas). Algo que nos llamó la atención es que aunque Creta es una isla tan grande, no hay muchas carreteras que la crucen, esto se debe a que la parte central de la isla es muy montañosa y de hecho las carreteras son estrechas y sinuosas.

Como dato curioso, en todos los buses que tomamos en Creta prohibían llevar bolsos y morrales dentro del bus, solo permitían la botella de agua, el celular y algún elemento básico más (gafas de sol, abrigo). De resto todo lo demás debía ir en la bodega del bus.

La isla de Creta fue el centro de la civilización Minoica (3500 – 3200 a. d. e. c.) que fue la primera civilización importante en Europa y aunque ya estaban en la era de bronce, no hay muchos vestigios de escritura. Debido a su posición en medio del mediterráneo, la isla tuvo muchas invasiones (por parte del imperio bizantino, los árabes de Andalucía, la república de Venecia y los turcos otomanos) por lo tanto hay mucha influencia de diferentes culturas, lo cual se ve reflejado en la arquitectura y en la comida. Por este motivo, la cocina local es diferente a la que se encuentra en el resto de Grecia además, dada su posición privilegiada con cultivos todo el año, hay una gran producción de lácteos y aceites de oliva.

Chania

En Chania encontramos una ciudad bastante turística y animada. El centro es peatonal y está lleno de callejuelas en piedra, lo más famoso es el puerto veneciano en el que las construcciones de dos pisos están pintadas en colores pastel.

Algo que es muy especial de recorrer la ciudad es que se puede observar cómo las casas han sido construidas sobre las ruinas y vestigios de las construcciones anteriores. Prácticamente en cada esquina nos encontramos una excavación arqueológica o una casa moderna construida con las paredes de su antecesora.

Desde el centro de la ciudad es posible visitar una playa pública desde donde el atardecer es espectacular.

Playa Nea Chora

Un punto negativo que encontramos en esta ciudad es que hay explotación turística de los caballos que realizan recorridos con carruajes. Esta es una práctica que las organizaciones animalistas locales quieren terminar y a la que nos unimos, pidiéndote que no contrates este tipo de servicios.

Carruajes de caballos, al son y con más de 35 grados de temperatura

Garganta Samaria

Habíamos leído que este era una de las principales caminatas para hacer en Grecia y en principio fue difícil encontrar la información sobre cómo hacerla por nuestra cuenta. El inicio de la caminata es cerca de un pequeño pueblo llamado Omalos y el final es en el mar en Agia Roumeli, el cual solo es accesible caminando o en barco. Logramos encontrar la información sobre cómo llegar y cómo salir y resultó ser más fácil de lo que pensábamos, gracias a lo cual pudimos evitar contratar un tour.

Para llegar a Omalos compramos el bus en la página web de Ktel (o en la estación de buses de Chania), hay varias frecuencias diarias, nosotros elegimos el que salía a las 7:45 a. m. (6.9€ c/u). El recorrido dura un poco más de una hora y media nos deja exactamente en la entrada del parque donde se paga el acceso por 5€.

La caminata comienza en la parte alta de la garganta, por lo tanto es relativamente fácil y nos encontramos personas de todas las edades y niveles de capacidad física. El parque fue creado para cuidar una especie endémica de cabras que solo viven allí con lo cual se cerró el pueblo que había en medio de la garganta y hoy en día todo es parque natural. El recorrido de 20 km nos tomó cuatro horas y media, la mayoría del tiempo bajo la sombra de los árboles.

En el camino encontramos baños y lugares para reabastecernos de agua, así como muchos sistemas contraincendios, también pudimos ver algunas de las cabras silvestres y disfrutamos especialmente el paso conocido como “la puerta de hierro” el cual es el lugar más estrecho y profundo del cañón, con solo 3 metros de ancho y 300 metros de alto.

Al llegar a Agia Roumeli encontramos restaurantes (enfocados en turistas, por supuesto) y una playa rocosa que fue buena para refrescarnos después del calor de la caminata. Compramos los boletos tanto del bote como del bus que se necesitaban para regresar a Chania, lo cual es importante ya que al abordar el bus había personas que no tenían su cupo asegurado y tuvieron que esperar 2 horas para que los recogieran.

Rethymno

De Chania tomamos un bus (una hora) a Rethymno, una pequeña ciudad que fue importante en la época veneciana. Hicimos muy temprano una caminata por los principales puntos de referencia de la ciudad (puerto veneciano, faro, iglesias, plazas y la fortaleza).

En el centro histórico que es peatonal, encontramos restaurantes, cafés y almacenes de artesanías. Justo afuera del centro hay una playa bastante turística y con todos los servicios para los viajeros.

Heraklion

Después de un par de días en Rethymno regresamos a Heraklion para visitar el museo de arqueología y las ruinas de Knossos, un punto de referencia importante de la isla. El museo nos pareció espectacular, estaba súper bien organizado con explicaciones en griego e inglés, inclusive tiene una aplicación que permite ver algunas de sus piezas con realidad aumentada. 

Como solo teníamos algunas horas antes de tomar el barco de regreso a Atenas, apuramos la visita para ir a las ruinas, las cuales son accesibles con uno de los buses urbanos. En este caso las ruinas nos decepcionaron un poco. A comienzos del siglo XX, Sir Arthur Evans (inglés) inició un proceso de reconstrucción del sitio arqueológico, pero no tenía conocimientos ni referencias suficientes y fue levantando edificios como a él le parecía, con los años se dieron cuenta de que su interpretación había sido errónea y lo que vemos hoy en día no obedece a la realidad. En este sentido, nos pareció mucho más interesante el museo. 

En la noche tomamos el bote de regreso a Atenas, de nuevo en camarotes separados (esta vez de 4 personas) y en un barco de una empresa diferente, donde había menos habitaciones y por lo tanto más personas durmiendo en los pasillos y restaurantes. Aquí algunas fotos cuando el barco llegó a Atenas al amanecer:

La comida en Creta

En general la comida en Grecia nos encantó, siempre encontramos opciones frescas y abundantes, sin embargo estas tres opciones nos parecieron sobresalientes:

  • Bougatsa lordanis (Chania): es el lugar más típico para comer bougatsa, un pastel de masa filo relleno de queso o de crema pastelera. Se come principalmente al desayuno.
  • Kouzina EPE (Chania): es un restaurante en el que todos los días tienen un menú diferente, según los ingredientes frescos del mercado. Se puede pedir cualquier combinación de platos principales y acompañamientos, el sabor es espectacular (la mejor comida que probamos en todo el país) y además incluye pan, aceitunas, raki y una panna cotta de postre que es deliciosa. Aunque abren hasta el final de la tarde, los platos se van acabando conforme pasan las horas, así es que es mejor ir temprano.
  • Stella’s Kitchen (Rethymno): este restaurante se ve poco atractivo con respecto a los que lo rodean, pero es mucho más auténtico y tiene muy buena comida. Al igual que en Kouzina EPE, el menú cambia cada día, la cocina es abierta e inclusive hay un letrero que invita a los comensales a pedir lo que quieran aunque no esté en el menú (si está en sus manos van a prepararlo). Solo pudimos desayunar porque cuando fuimos en la tarde ya se había acabado absolutamente todo, pero en nuestra visita, Stella misma nos invitó a la cocina y nos mostró todas las delicias que estaba preparando para la tarde.

Creta nos encantó. Fue difícil de disfrutarla plenamente por las altas temperaturas y definitivamente se necesita mucho más tiempo para apreciarla por completo, pero es sin duda un destino que recomendamos visitar. Aunque leímos muchas veces que era necesario tener transporte propio, hay una buena red de buses y los boletos se pueden comprar en internet, gracias a lo cual es fácil planear las rutas y desplazarse.

  1. Responder

    Beatriz

    Es increíble todo lo que narras Ya puedes escribir un libro Me encantó !!!

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