La Toscana
9 al 13 de julio de 2017
Todos hemos visto esas películas ambientadas en Italia en las que en un pequeño Fiat 500 atraviesa viñedos, esquiva casas construidas en piedra a través de pequeños callejones, un rebaño de ovejas interrumpe el camino y el atardecer se pone dándole un tono cobrizo a un cultivo de olivos.
Esa es la Italia de la Toscana. Una región en el centro del país valiosa “por su patrimonio artístico, histórico, económico, cultural y geográfico” [Wikipedia]. Nuestro recorrido no fue corto ni apresurado, ni intentamos verlo todo. En nuestra ruta de Cinque Terre hacia Florencia visitamos, sólo de paso, Pisa y Lucca. Nos quedamos en Florencia 4 noches y después dedicamos un par de días más para visitar algunos pueblos en el camino a Nápoles.
Pisa y Lucca
Pisa es fácilmente reconocida por su famosa torre inclinada, la cual tiene una desviación de 3.9º con respecto a la vertical. Dicho así parece poco ¿no? pero el efecto es considerable. Se trata del campanario de la catedral y su construcción tomó más de 200 años. Alrededor de la torre (la cual puede ser visitada por máximo 40 personas al tiempo) se encuentra la catedral (Duomo), el baptisterio (Battistero) y el cementerio (Camposanto). Sin mucha pena ni gloria, tomamos las fotos representativas y seguimos nuestro camino.
Lucca, en contraste, nos tomó por sorpresa, de hecho estuvimos a punto de saltarnos la visita y en realidad nos encantó. La ciudad vieja se encuentra rodeada por una muralla dentro de la cual el tránsito vehicular es restringido, lo cual hace que sea muy agradable recorrer sus callejones y plazas. De alguna manera se nos antojó un lugar mucho más auténtico, en el que aún la vida italiana existía más allá del turismo.
Florencia
Nuestra estancia en Florencia estuvo empañada por una experiencia negativa que hizo que posiblemente no disfrutáramos la ciudad a plenitud. Siendo poco prudentes, dejamos abierta la puerta de la habitación en nuestro alojamiento de airbnb (una antigua capilla del siglo XIII en cuyas paredes aún se podían apreciar los frescos) mientras preparábamos el desayuno y, al parecer, otro de los huéspedes sustrajo dinero de nuestra billetera. Carentes de pruebas sólo pudimos abrir una queja ante airbnb y resignarnos a perder nuestro dinero.
Florencia es una ciudad indiscutiblemente hermosa. Atravesada por el río Arno, tiene suficientes museos para que la “Tarjeta Firenze” (€72) permita la entrada a 72 de ellos durante 72 horas, incluyendo el “Uffizi” el cual contiene la colección más grande de arte renacentista del mundo, donde se pueden apreciar, entre otras, obras de Botticelli y Leonardo Da Vinci. La recomendación (como en todas las grandes atracciones italianas) es comprar los boletos con anticipación por internet, lo cual si bien reduce el tiempo de espera no nos salva de hacer una fila, y otra, y otra… y de sentir que seguimos la misma procesión en medio del museo.
Lo que más nos gustó del museo fue la presentación de la obra “La adoración de los magos” de Leonardo Da Vinci, la cual, después de 6 años de restauración, regresó al museo hace apenas algunos meses. Más allá de la pintura, lo que es muy interesante en la exposición es toda la información relacionada con el proceso que se siguió en estos años, con fotografías y videos se recrea el trabajo de muchos expertos que se dedicaron a desentrañar los secretos de la obra.
Algunos puntos de interés de la ciudad son la catedral, que impacta tanto por su fachada en mármol como por sus dimensiones; el Ponte Vecchio, puente sobre el cual hay decenas de edificios de 2 ó 3 pisos, la mayoría de ellos ocupados por costosas joyerías; la Piazza de la Signoria con la Logia dei Lanzi, un espacio abierto en el que se encuentran algunas esculturas del renacimiento; y la Piazzale Michelangelo desde donde se puede ver el centro histórico y el río Arno.
Catedral de Florencia y Baptisterio
Piazza de la Signoria y la Logia dei Lanzi
Uffizi
Ponte Vecchio
Toscana rural
Con cientos de pueblos para escoger, elegimos dormir en la pequeña población de Chiusi, la cual no cuenta con los atractivos medievales de otros pueblos de la zona pero donde encontramos un tranquilo apartamento en una casa rural rodeada de su propio viñedo y algunos otros cultivos. En la zona visitamos dos de las locaciones famosas que salen en casi todas las listas de “x pueblos que no te puedes perder en La Toscana”: San Gimignano y Montepulciano. Se trata de poblaciones en las que se conserva la arquitectura tradicional, principalmente compuesta por construcciones en piedra o ladrillo, gruesas paredes y pequeñas ventanas, todo ello enmarcado en centenarias iglesias y con una oferta completa de gelattos, pizzas, vinos y souvenirs para los miles de turistas que las inundamos cada día.
En esta zona se pueden apreciar los grandes viñedos italianos y ese paisaje rural que tanto nos ha vendido el cine. Es un lugar encantador para caminar tranquilamente por esas pequeñas calles y dejarse asombrar por los hermosos atardeceres.
Chiusi
San Gimignano
Montepulciano
La Toscana fue una región que nos trajo todo tipo de experiencias, desde la negativa del robo hasta el hermoso detalle de nuestros anfitriones en Chiusi que nos recibieron con vino y pastel. Una zona de Italia llena de magia en la que a pesar de la gran cantidad de turistas es posible encontrar pequeños espacios para disfrutar de sus encantos.
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