El Museo de Van Gogh
[Amsterdam, febrero 25 de 2014]
Mucho tiempo tuvo que pasar para que pudiera visitar este Museo. Van Gogh llegó a mi vida por mera casualidad. No soy un gran conocedor ni mucho menos crítico de arte. Mi pasión es el marketing digital, los deportes de aventura y por su puesto los viajes. El arte nunca ha sido mi fuerte pero, de vez en cuando, hay obras que, sin saber mucho de ellas, me despiertan la imaginación cuando las puedo observar en libros, películas o museos.
Pues bien, la primera vez que fui consciente de la existencia de este pintor impresionista fue en una película que renté en 1.995 en la biblioteca pública Piloto de Medellín. Se llamaba El Loco de Pelo Rojo, fue filmada en 1956 y dirigida por Vincente Minnelli. Desde ese entonces comencé a leer un poco más sobre la vida del artista, a conocer y apreciar sus pinturas y a coleccionar postales y afiches.
De la mano de él me introduje en el mundo del impresionismo que me presentó a grandes figuras, hasta ese momento desconocidas para mí, como Paul Gauguin, Camille Pissarro, Paul Cézanne y Claude Monet.
Acá estaba… frente a la puerta del Museo más importante de su vida y obra, el gran Museo de Van Gogh en Amsterdam, que abrió sus puertas en 1.973 casi un siglo después de que el artista muriera. El museo abre a las 9 de la mañana y cierra a las 5 de la tarde. Dada la gran afluencia de turistas, lo mejor es asegurar los boletos haciendo la compra en línea directamente en la página del museo y acudir lo más temprano posible para así poder tener un poco más de tranquilidad por lo menos durante las dos primeras horas luego de la apertura.
El costo de los boletos es estándar (15 euros por adulto) y se tiene la opción de adquirir por 5 euros la guía de audio. Nosotros, aunque usualmente no las compramos, este vez decidimos hacerlo y luego de haberlo experimentado por completo, podemos decir que vale totalmente la pena. La guía es bastante intuitiva, está en español y otros idiomas, te lleva por los diferentes cuartos en el orden en que fueron realizadas las pinturas y te da muchos detalles que no están incluso escritos en los textos explicativos que suelen acompañar todas las obras. También, les recomiendo descargar las aplicación para iPad Touch Van Gogh, con la cual se puede jugar un poco con tres de sus más famosas pinturas (Vista desde el apartamendo de Theo, La Habitación, Jardín de Daubigny). A través de la aplicación, se puede recrear los colores originales de cada pintura, visualizar los puntos dañados así como resaltar y tener una visión de rayos x que refleja los “parches” que se le han puesto tanto durante su restauración como durante los días en que fue sacada al mercado.
Una vez dentro del Museo no se pueden tomar fotografías, así que no podré compartir muchas fotos. De la visita, puedo decir que colmó totalmente mis expectativas. No sólo por sus pinturas sino por las explicaciones detalladas que se exponen para algunas de sus obras.
Aprendí por ejemplo que Van Gogh pintaba muchas versiones de sus mismos cuadros (es el caso en los Comedores de Patatas, los famosos Girasoles y el Dormitorio en Arles) así que es muy probable encontrarlos en varios lugares del mundo. También pude apreciar varias simulaciones de cómo se veían algunas pinturas antes de envejecerse y de que sus colores, en especial el morado y el rojo, perdieran su encanto.
Para mi sorpresa, pude apreciar el que se cree que fue el último cuadro pintado por el artista antes de quitarse la vida. Siempre se había pensado que era El Campo de Trigo con Cuervos, pero no, el Museo afirma que el lienzo Raíces del Árbol, descubierto en el 2012 es ahora el más reciente. Más de esta noticia, aquí.
Ese día era mi cumpleaños número 38. Fue, sin duda, una de las mejores celebraciones que he tenido. Los dejo con algunas fotografías.
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