Parque Nacional Kafue
Parque Nacional Kafue, 24 al 27 de julio de 2017
Bien podría decir que Zambia no es un país que se visita dos veces. Llegar a él, desde Colombia, es difícil por no estar conectado con la principales rutas intercontinentales que conectan a América. Sin embargo, habiendo visitado Livingston y las cataratas Victoria en el 2011 y habiéndolo cruzado para llegar a Dar Es Salam en Tanzania, aquí estábamos de nuevo.
Lusaka, la capital del país, nos hizo evocar de inmediato esa África Subsahariana que ya habíamos recorrido en otras ocasiones. Sus calles polvorientas, el olor a tierra amarilla hecha polvo, su música colorida con sonidos muy similares a los tropicales de nuestra costa y su comida a base de nshima (preparación de harina de maíz y agua) y guiso de pollo o pescado, fueron una antesala sublime para la aventura que apenas comenzábamos.
Esta vez no estaríamos en el famoso Sudáfrica, ni en el añorado Botswana o el perfecto Namibia. Tampoco tomaríamos vuelos, ni rentaríamos automóvil. Viajaríamos por más de 5.000 kilómetros en transporte público, buscando las maravillas naturales del Zambia, Malawi y Mozambique y sumergiéndonos en la vida de la gente como nunca antes lo habíamos hecho. Un recorrido para nada fácil si se tiene en cuenta la poca infraestructura de transporte de estos tres países y la poca o nula información con la que contábamos para hacer algunos de los tramos. Así, con esta expectativa y saliéndonos un poco de nuestra zona de confort, comenzó esta gran y épica aventura africana.
Tras pasar dos cómodas noches en el hostal Natwange Backpackers y disfrutar de buena pizza en la famosa cadena Sudafricana Debonnairs, partimos hacia el Parque Nacional Kafue, nuestro primer Safari de este viaje.
Kafue, además de ser nuestro primer gran destino, también fue una gran decepción, pues al no contar con transporte público hacia la zona, nos vimos obligados a contratar, por un precio bastante alto, un Safari privado con la empresa Dens Safaris para poder visitar el que es hoy en día es el Parque Natural más grande de África. Ubicado a unas cuatros horas hacia el oeste de la capital, es un parque que no es muy visitado por turistas, no sólo debido a su dificultad de acceso, sino también a que no es tan fácil ver animales como en otros parques, ya que tienen muchas fuentes de agua a lo largo de un territorio muy amplio.
Nuestro chofer y guía fueron muy puntuales al pasar por nosotros en la mañana, así que a eso del medio día ya nos encontrábamos en el campamento Mayukuyuku dentro del parque nacional. Una tienda tradicional de safari africano, un pequeño kiosko y unos baños compartidos extremadamente limpios formaban una composición perfecta para nuestra estadía durante los próximos días. Casi de inmediato comenzamos las actividades: tres “game drive”, un paseo en bote y un safari caminando fue lo que consideramos suficiente para explorar ese lugar.
Durante los diferentes recorridos dentro del parque, nuestro guía John se esforzó lo máximo posible para darnos una muestra de la vida salvaje, la cual, luego de haber concluido el itinerario, consideramos bastante difícil de encontrar. Las grandes extensiones de tierra, combinado con poblaciones de antílopes bastante numerosas pero a la vez dispersas, disminuyen la concentración de los grandes felinos que usualmente hacen parte de lo que se debe ver en casi cualquier parque de África. Sólo un León y algunos elefantes se mostraron ante nuestros ojos tras pasar más de 20 horas recorriendo el lugar. Sin embargo, para resaltar está la gran cantidad de antílopes que logramos identificar dentro de los cuales está el Puku que, siendo único de este parque en Zambia, era la primera que lo apreciábamos.
El paseo en bote estuvo también dentro de nuestros preferidos. Muchos hipopótamos y cocodrilos adornaron todo el recorrido por el tranquillo y ancho cauce del río Kafue.
La experiencia del safari caminando fue interesante para aprender más sobre las huellas, la vegetación y las costumbres de los animales, sin embargo en el camino sólo vimos algunas aves y monos.
Una vez regreso a la capital sentimos que Kafue no había sido suficiente. Aún queríamos ver mucho más y, con algo de certeza, guardábamos la esperanza de que South Luangwa nos daría todo el esplendor característico de un buen Safari Africano. Esa, es otra historia.
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