El sur de Bolivia, mucho más que sal
Circuito del Sur – Bolivia, 31 de agosto de 2015
Aprieto los ojos al salir por la puerta del hotel. El resplandor del sol sobre el salar hace que todo se vuelva blanco y necesite unos segundos para adaptarme y empezar a reconocer las formas. Aquí, ante este inmenso mar de sal, la vida cada día se abre paso ante las circunstancias completamente adversas y nosotros lentamente comenzamos a descubrir que es mucho más que un depósito enorme de minerales.
Después de pasar la noche en el hotel construido con bloques de sal, tomamos el desayuno que nuestro guía nos trae por pasos, se ha quedado dormido y el queso llega media hora antes que el pan y los huevos solo aparecen cuando nos estamos levantando de la mesa. Aún así es un privilegio tener esta comida caliente en un lugar tan inhóspito.
La jornada que nos espera será larga. Dejaremos el salar de Uyuni para internarnos en lo que se conoce como el “Circuito Sur” entrando al Parque Natural Eduardo Avaroa, una de las regiones protegidas de Bolivia, país donde el 16.63% de la tierra tiene esta denominación*. A pocos minutos de salir vemos las primeras llamas, queremos parar pero José (el osito, nuestro conductor) masculla unas palabras de las que solo entendemos “más tarde”.
Cada cuantos kilómetros nos detenemos a observar alguna maravilla natural, Oscar (nuestro guía) con total entusiasmo y pasión, como si fuéramos los primeros turistas en escucharlo, nos cuenta sobre el lugar y nos da 15 ó 20 minutos para tomar fotografías.
Hacemos un par de paradas en pequeñas poblaciones para entrar al baño y es asombroso como todas ellas parecen ciudades fantasma: edificaciones color tierra para las cuales es imposible definir si están construyéndolas o demoliéndolas, calles entierradas donde de repente aparece algún juguete olvidado o un niño curioso que en segundos sale corriendo; una que otra llama, adornada con los colores de su dueño, en busca de hierbajos, que huye asustadiza apenas nos ve. A pesar de la precariedad los baños siempre están impecablemente limpios y las personas sonrientes y amables.
Almorzamos en campo abierto rodeados de llamas. Bien sabía “el osito” con sus muchos años recorriendo estos caminos invisibles, que tendríamos ocasión de estar muy cerca de estos hermosos camélidos que se separaron de sus familiares africanos hace millones de años. La comida, aunque sencilla, es abundante e incluye el preciado “grano de oro”: la quinoa, el otro gran producto de esta tierra árida que empezará a cultivarse este mismo mes con la llegada de la primavera. Durante nuestro recorrido aprenderemos también que con la demanda de este cereal alrededor del mundo ahora es inaccesible para los locales quienes prefieren conseguir el sustento vendiendo su producción en lugar de usarla para su propio alimento.
Terminamos el día zambulléndonos en las aguas termales del Volcán Polques, admirando la vía láctea que en este cielo sin contaminación podemos apreciar como nunca antes, mientras la luna (apenas un poco menos que llena) se asoma rápidamente en el horizonte y su reflejo sobre el lago Chalviri complementa este momento casi irreal.
Entro en la habitación del hostal que compartimos con Tomas y Sonia de la República Checa y con Frédéric de Francia. Abro los ojos con firmeza, necesito unos segundos para adaptarme y descifrar en medio de la oscuridad el lugar donde está mi cama, llevo los minerales de la tierra en la piel y una sonrisa que no se extingue dibujada en los labios. Llega la noche a este lugar inhóspito y nos vamos a dormir con la felicidad de haber recorrido tantos kilómetros para verlo con nuestros propios ojos.
Así fue nuestro segundo dia en el tour del Circuito Sur (Parque Natural Eduardo Avaroa)
10:30 San Agustín – Pueblo con plantaciones de quinoa
12:00 Almuerzo en el camino rodeados de Llamas
13:30 nos encontramos algunas Vicuñas, son animales protegidos
14:00 Laguna Cañapa
16:15 Desierto Siloli
17:00 Laguna Colorada
18:00 Volcán Sol de Mañana
* Fuente: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Anexo:Áreas_naturales_protegidas_de_Bolivia
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