Vang Vieng

Vang Vieng, reinventándose cada día

Vang Vieng (Laos), 25 al 28 de febrero de 2017

En nuestro itinerario inicial habíamos excluido a Vang Vieng, reemplazándola por Si Phan Don (cuatro mil islas), sin embargo en la medida que pasaban los días nos dimos cuenta que no era viable cruzar todo el país desde Luang Namtha (en el extremo norte) hasta este destino (en el extremo sur).  Hacerlo nos habría implicado por lo menos 2 días de transporte terrestre (en cada sentido) o mucho dinero en vuelos, así es que vimos en Vang Vieng la opción para completar nuestros días en Laos.

Desde Luang Namtha tomamos un bus que en unas 10 horas nos llevó hasta Vang Vieng.  Allí nos hospedamos en Malay Guesthouse, en una habitación que si bien era sencilla estaba bastante bien para su precio (US$20 la noche por los dos, con baño privado y desayuno incluído).  Llegamos a la media noche del 25 de febrero, el día del cumpleaños de David quien comenzó sus 41 años trotando por las montañas cercanas a la ciudad después del buen desayuno del hotel.

Vang Vieng fue durante años el paraíso mochilero de Laos (ahora desplazado hacia Si Phan Don).  Dicen que cerca de 200 mil viajeros llegaban cada año a esta pequeña población y la convertían en todo un carnaval en el que no faltaban los excesos, cada año un par de decenas de turistas morían haciendo “tubing” (que no es más que montarse en un neumático y dejarse llevar por la corriente del río Song) ya que combinaban esta actividad con el consumo de diferentes tipos de alucinógenos.

Hace algunos años el gobierno puso fin a esta práctica.  Muchos negocios al lado del río que vivían de la venta de drogas cerraron y los mochileros se fueron a otra parte, así es que ahora Vang Vieng se está reinventando, debatiéndose entre ser un destino para los turistas Chinos, quienes llegan cada día en mayores cantidades, buscando hoteles de mayor categoría así como lugares para saciar su obsesión por la fotografía y los turistas de aventura que encuentran en las montañas de piedra caliza que rodean la ciudad múltiples alternativas para calmar su obsesión por la adrenalina.

En los 4 días que pasamos en la ciudad, nos dedicamos a disfrutar sus montañas por dentro y por fuera.  El primer día recorrimos la ciudad a pie, sin un plan específico, celebrando el cumpleaños de David con deliciosa comida y el atardecer en la orilla del río Song.

El segundo día alquilamos bicicletas de montaña ($30,000 kips cada una, aproximadamente US$5), con esta bici fuimos hasta Tham Khan, nuestra primera cueva en la zona.  Después de la caseta de pago ($10,000 kips por persona) se debe caminar 2 km hasta el acceso a la cueva, nos tomó unos minutos encontrar la entrada pero una vez adentro están bien marcadas las rutas, sin embargo es indispensable llevar buenas linternas para no perderse, ya que apenas a unos metros del acceso es imposible avanzar sin iluminación.  Recorrimos los estrechos corredores durante unos 40 minutos sin ningún otro turista en el lugar.

El tercer día alquilamos una moto ($50,000 kps, aproximadamente US$9) e hicimos un recorrido un poco más amplio.  Inicialmente subimos Pha Ngeun, uno de los muchos miradores en la cima de las diferentes montañas que hay en el camino.  El ascenso es bastante pronunciado pero no muy largo, sin embargo la vista que se obtiene desde allí da una buena idea de la dimensión de este lugar.  Después manejamos hasta Tham Phu Kham, una de las cuevas principales, lugar de importancia religiosa.  Esta cueva, a diferencia de Tham Khan, tiene una bóveda amplia, sin embargo es mucho más fácil perderse, hicimos un recorrido de media hora y aún no entendemos cómo llegamos a la salida cuando pensábamos que seguíamos internándonos en la cueva.

Afuera de Tham Phu Kham queda la famosa “Laguna Azul”, una piscina natural de agua turqueza en la que es posible darse un refrescante baño o saltar desde un par de plataformas que tiene a diferentes alturas.  También hay varios restaurantes alrededor, almorzamos en uno de ellos sin que fuera realmente algo especial.

Nos internamos un poco más por la carretera destapada, pero conforme avanzaba la tarde decidimos regresar para visitar Tham Jang, la cueva más accesible desde la ciudad.  En esta cueva la experiencia es totalmente diferente ya que está completamente iluminada y las pasarelas para recorrerla hacen que sea imposible perderse.  También es de bóveda amplia y tiene hasta una “ventana” que da hacia la parte exterior de la montaña.  Esta cueva es famosa porque allí se escondían las personas de Laos que huían de los Chinos en el siglo XIX.

En nuestro último día tomamos un tour de escalada con Adam’s Rock Climbing School.  Desde su oficina nos dirigimos a unas montañas cercanas donde nuestro guía preparó 6 rutas para nosotros.  David ha tenido más experiencia con la escalada en roca pero para mí era la primera vez que lo intentaba y representó muchos desafíos.  El más importante es que le tengo mucho miedo a las alturas, particularmente a bajar (me encanta subir montañas por ejemplo, pero cuando hay que bajar puedo entrar en pánico), sin embargo la experiencia en general me gustó y con los días he visto que me ha servido para mejorar también mis habilidades al caminar en las montañas.  Hubo dos rutas que no pude completar, pero me siento más cómoda para intentarlo una próxima vez y seguramente hacerlo mejor.

En la tarde visitamos los principales templos de la ciudad: Wat Kang y Wat Si Vieng Song.  Ambos relativamente sencillos y sin los turistas que vimos en Vientián o Luang Prabang.

En Vang Vieng pudimos ver también muchos de los fenómenos que se observan en el resto del país: la influencia francesa en la comida, los cafés y la repostería (esta vez no fuimos tan escépticos como en Luang Prabang) y la colonización China que se refleja no sólo en la cantidad de turistas que están llegando al país sino también en cómo muchos negocios están enfocándose en este mercado (desde el nombre del lugar o el menú en cantonés).  En general Vang Vieng nos pareció una ciudad un poco más sucia y desordenada que las otras que conocimos en Laos, sin embargo la gente era algo más amigable (nunca pudimos concluir si los laosianos son tímidos o amargados).

Vang Vieng, aún está buscando su lugar en el camino de los nuevos turistas que llegan a Laos.  Su identidad no está definida, por lo que cada quién podrá encontrar algo que se adapte a su gusto y estando prácticamente en la mitad del camino entre Vientián y Luang Prabang, es bastante accesible para quienes estén recorriendo el país.  Nosotros nos sentimos cómodos y felices rodeados de las hermosas montañas.  A veces no se necesita mucho más.

Alrededores de Vang Vieng
Alrededores de Vang Vieng

Te invitamos a suscribirte para que estés al tanto de todas las actualizaciones del blog:

Y a seguirnos en redes sociales:

 

Déjanos un comentario